Los Faros son señales, rayos de esperanza, símbolos que anuncian la vuelta a casa; justo lo que uno anhela en tiempos difíciles. Los faros son uno de los medios de comunicación más antiguos y, aunque sus orígenes no están claros, han inspirado a poetas, escritores, pintores y cineastas, y son testigos de nuestra historia, de nuestras guerras y nuestra cultura.
El faro de Alejandría, situado en una pequeña isla frente a la costa de Egipto, está considerado el faro más antiguo del mundo. El monumento, que es una de las Siete Maravillas del Mundo, se construyó entre los años 299 y 279 a.C. y fue el faro más alto durante eones. Por desgracia, varios terremotos afectaron a la estabilidad de la estructura y la destruyeron por completo en 1323. A pesar de su fatal destino, el faro de Alejandría inspiró a otros arquitectos, principalmente del Mediterráneo, que erigieron réplicas. Hoy en día, los faros están por todas partes, desde la costa atlántica hasta el océano Índico y el mar de Tasmania.
Incluso hoy en día, cuando ya la mayoría de los barcos navegan mediante GPS, los faros siguen siendo estratégicamente necesarios. Aunque es cierto que algunos se han convertido en puros lugares turísticos y ya no funcionan como faros que atraen a los marineros a casa de sus amadas. Acompáñanos a navegar por los faros más curiosos de Europa y Norteamérica.
Akranesviti en Akranes (Islandia)
Hilmar Sigvaldason, el divertido y entrañable farero de Akranesviti, a una hora al norte de la capital, Reikiavik, adora sus dos faros. Sí, son dos. Con todo su desparpajo islandés, te llevará a visitar el mayor de los dos, construido en 1947 (el más pequeño se construyó en 1918).
Los amantes del arte deleitarán su vista con los lienzos expuestos en su interior, pero además, la acústica de este faro inspirará a los amantes de la música. Entre los fans de Akranesviti se encuentran la cantante pop sueca Zara Larsson y el multiinstrumentista islandés Ólafur Arnalds, que rindió homenaje al faro en el vídeo de su tema Old Skin.
En cualquier caso, son las vistas lo que hará que te rindas a sus pies y lo que más te inspirará. En las inmediaciones se puede observar la cría de patos eider, y si hace buen tiempo se puede divisar la península de Reykjanes al sur, la península de Snaefellsnes al oeste y las montañas nevadas en el este. Durante el invierno, el faro es un lugar popular para los aficionados a las auroras boreales.
Torre de Hércules en A Coruña (España)
La Torre de Hércules está en A Coruña (“la ciudad en la que nadie es forastero”), en la verde y hermosa región de Galicia, al noroeste de España, y es el faro más antiguo del mundo de los que siguen en funcionamiento. Este faro romano se construyó en el siglo II y, según la leyenda, Hércules mató al gigante Gerión y enterró sus restos debajo.
A diferencia de los omnipresentes faros cilíndricos actuales, el exterior de la Torre de Hércules es rectangular. Este monumento, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se construyó para imitar el faro de Alejandría, pero más tarde obtuvo su actual aspecto clasicista, durante una restauración encargada por el rey Carlos IV entre 1788 y 1791.
Sube los 242 escalones y serás recompensado con unas vistas de 360 grados de esta indomable costa. Visita el parque de esculturas, las tallas en la roca y el cementerio musulmán, que se remonta a la Guerra Civil.
Faro de Tourlitis en Andros (Grecia)
Grecia es un emplazamiento natural para los faros, ya que cuenta con una gran cantidad de costas. Las Cícladas son el grupo de islas más conocido, gracias a Mykonos y Santorini. Pero es Andros, a la que se puede llegar en ferry desde Atenas, la que ha inspirado a artistas y arquitectos. Estos últimos construyeron el faro de Tourlitis, un lugar digno de ser retratado y que hasta Poseidón envidiaría y respetaría.
Situado en un diminuto peñasco aislado cerca del puerto de Andros, su cálida luz solo puede verse cerca desde los barcos y cuando el viento está en calma. Una pequeña hilera de peldaños de piedra recortan la roca, formando una escalera hacia el faro, que fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial, pero reconstruido por una pareja local en 1994 en memoria de su hija fallecida. Para obtener las mejores vistas, dirígete a la pequeña fortaleza del puerto y conseguirás una instantánea digna de Instagram.
Faro de Lindau (Alemania)
La mayoría de los faros están situados junto al mar o al océano, pero muy pocos, como el de Lindau (Alemania), se encuentran en un lago. Aunque no es el más grande (solo mide 3 metros de altura sin contar su plataforma), este faro sigue siendo especial en muchos sentidos.
Situado en el muelle occidental del puerto de Lindau, en el lago de Constanza, es el faro más meridional de Alemania y el único de Baviera. A unos 425 metros sobre el nivel del mar, es también el faro de mayor altura en Alemania, y cuenta con un precioso reloj incrustado.
Terminado en 1856, la torre de luz de Lindau sustituyó a la torre Mang del siglo XII, por lo que también se le conoce como faro nuevo. Inicialmente, funcionaba con aceite, fuego y queroseno, pero en 1936 pasó a consumir energía eléctrica.
Desde el mirador que lo rodea, al que se llega tras subir 139 escalones, se tiene una excelente vista panorámica del lago de Constanza y del imponente León de Baviera.
Portland Head Light en Maine (Estados Unidos)
Considerado el faro más bonito de Estados Unidos, el Portland Head Light es una de las muchas razones por las que la gente se dirige a la pequeña ciudad costera de Cape Elizabeth en verano.
Terminado de construir el 10 de enero de 1791, este faro de Maine es el más antiguo del estado y sirvió como base de comunicaciones durante la Guerra de la Independencia estadounidense. Según se dice, George Washington pidió que el faro de 24 metros se construyera con materiales locales, como piedra de cantera. El Departamento del Tesoro de los Estados Unidos gestionó el faro durante casi 100 años, pero hoy en día está gestionado por la Guardia Costera de los Estados Unidos y la ciudad de Cape Elizabeth.
El Portland Head Light pasó a funcionar de forma automática en 1989 y, desde entonces, se gestiona sin necesidad de un guardián. Los antiguos edificios residenciales albergan ahora un museo que ofrece información sobre la historia de la torre. Desde los salientes rocosos que rodean el parque Fort Williams, un antiguo emplazamiento militar, tendrás la mejor vista de la torre.