La UNESCO va de la mano con la sostenibilidad. La organización humanista, fundada en 1946, identifica y protege lugares de relevancia cultural en el mundo. Todos conocemos las Pirámides de Giza y el Taj Mahal, pero hay cientos de otros sitios de la UNESCO que también merecen una visita.
Es notable que un país tan pequeño como Italia tenga 55 ejemplos de Patrimonio de la Humanidad. En este sentido, destaca la región de Campania, en el sur. Puedes recorrer esta zona en tren y pasar unos días explorando los antiguos lugares Patrimonio de la Humanidad en Italia, desde las ruinas de Herculano hasta los esplendores del Palacio Real de Caserta. Este otoño, además, puede que tengas muchos de estos sitios solo para ti.
Nápoles y Herculano
El centro histórico de Nápoles es el punto de partida perfecto. Explora las calles impregnadas por el olor a masa frita y flores de naranjo. Descubre más de 2.000 años de historia, con iglesias que datan de la época paleocristiana al lado de modernos bloques de apartamentos. Siempre manteniendo la distancia, claro.*
Después de pasar parte del día en Nápoles, puedes ir en tren a Herculano, un museo al aire libre que quedó sumergido bajo 20 metros de lava tras la erupción del Vesubio en el 79 d.C. Las excavaciones del siglo VIII revelaron una antigua ciudad preservada, dándonos una idea de cómo era la vida durante el Imperio Romano.
Foto: Shutterstock
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Última parada: El Colegio de los Agustinos, un edificio religioso con frescos de carros alados y de Hércules, quien, según la leyenda, fundó la ciudad.
Paestum
Tras un corto trayecto en tren desde Herculano, llegarás a Paestum, en la región de la Magna Grecia. Pasea por el Parque Arqueológico mientras disfrutas del aroma del Mar Tirreno, que perdura incluso a través del grueso manto de pinos que
lo rodea.
Contempla los tres templos griegos (dedicados a Poseidón, Hera y Ceres) que cuentan con columnas de travertino y cambian de color según la posición del sol, iluminándose con delicados tonos de rosa al atardecer.
En el Museo Arqueológico tienen jarrones, mobiliario funerario y la Tumba del Nadador, en la que hay cinco losas pintadas, una de ellas de un hombre que parece sumergirse en el mar de
la eternidad.
Cartuja de Padula
El tercer día empieza con un viaje en tren de dos horas a la Cartuja de Padula, el monasterio más grande de Italia. La edad de oro de la Cartuja fue en el siglo VII, y se estableció como una obra maestra del Barroco. La iglesia contiene estucos y un altar central con una sofisticada incrustación de madreperla.
Después de entrar, cruza un patio y estarás en el mismo lugar donde los monjes realizaban sus tareas diarias. A tu alrededor, lo que queda de la lavandería, los graneros y los establos. El punto culminante del complejo es la cocina de piedra. A juzgar por el tamaño de la chimenea, es fácil imaginar los ricos banquetes que se celebraban aquí.
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Por el contrario, el gran claustro, más allá de la cocina, es de estilo espartano. Es el más grande de este tipo en el mundo, con ventanas diminutas y celdas dedicadas a la oración.
Al final de tu visita a la cartuja, no te pierdas la Escalera Helicoidal, una maravilla arquitectónica en espiral formada por 38 escalones de piedra, que conduce al vestíbulo de
la biblioteca.
Palacio Real de Caserta
El último día hay que volver a Nápoles en tren, pero hay una parada más importante en el camino del Patrimonio de la Humanidad en Italia: el Palacio Real de Caserta. Encargado en 1752 por el Rey Carlos III de Nápoles y diseñado por el arquitecto Luigi Vanvitelli, el castillo cuenta con 1.200 habitaciones, incluyendo capillas, teatros y
amplios salones.
Toma la gran escalera que pasa por los dos leones de mármol y entra en los pisos superiores. Aquí encontrarás el opulento baño de la reina. En este espacio íntimo, con sus elaborados espejos venecianos, la Reina María Carolina observaba
a sus cortesanos.
La bañera de alabastro está cubierta de cobre y en el monasterio se puede ver una de las primeras versiones de un bidé. En aquella época, solo las casas reales tenían agua corriente, gracias al Acueducto de Carolina, que alimentaba los jardines del palacio, desde las fuentes hasta los tanques y estanques de peces. Pasea por esta zona para ver cómo el agua cae en cascada a través de esculturas mitológicas, incluyendo una estatua de Venus bañándose con languidez.
Desde aquí es fácil volver a casa, ya que los Borbones construyeron un precursor de la actual estación de tren justo enfrente del palacio: el lugar perfecto para decir arrivederci a Campania y sus lugares de patrimonio.
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Hoteles en Campania
Herculano
Hotel Herculaneum
Situado a solo 50 metros de las ruinas, este hotel ofrece a sus huéspedes 24 habitaciones de tono neutro con baño privado.
Paestum
Abaton
Un acogedor bed and breakfast con mobiliario rústico, decoración colorida y WiFi gratuito.
Padula
Ca’ del Conte
Habitaciones tradicionales, muchas con vistas a los amplios jardines, y camas con dosel.