Cuando la gente piensa en los mejores destinos de fiesta de Europa o del mundo, Ibiza suele estar en los primeros puestos de la lista. Con sus clubes de música techno, como Pachá y Ushuaïa, y sus incontables bares y pubs, a los visitantes de la isla balear no les faltan lugares para pasar una noche de fiesta. Pero limitar Ibiza a un lugar para despedidas de soltero y fines de semana de chicas sería hacerle un flaco favor. Ibiza cuenta con kilómetros de preciosa costa, lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y hoteles en los que solo se oye el ruido de las olas del Mediterráneo.
La historia de la isla se remonta al año 2000 a.C., cuando los primeros habitantes viajaron desde otras partes del Mediterráneo y se establecieron en Sant Antoni. En el siglo VIII a.C., la zona se había convertido en un asentamiento de fenicios que comerciaban con productos en Sant Josep.
Los cartagineses gobernaron las Islas Baleares hasta que los romanos las invadieron en el siglo I a.C. Pronto les siguieron godos, visigodos, vándalos y árabes. En la actualidad, la población anual crece exponencialmente durante el verano, cuando los turistas del norte, centro de Europa y del Reino Unido acuden a Ibiza en busca de juerga.
A pesar de sus encantos como isla del pecado, los lugareños son humildes, amables y discretos, y tienden a mantenerse al margen del bullicio. Eso no significa que sean aburridos o huraños con los turistas. Si entablas una conversación con uno de ellos, te contarán lo maravillosa que es la isla desde septiembre hasta abril, cuando los días son más cortos y el ambiente es más tranquilo. Las familias se agolpan en los restaurantes locales para cenar relajadamente, lugares que evitarían durante la temporada alta, cuando los precios son más altos y hay más gente.
Después de haber visitado recientemente la isla por primera vez para ir a un festival de tres días, aquí están mis mejores cosas que hacer en Ibiza.
Qué comer
Aunque no es una potencia culinaria como Barcelona o Donosti, Ibiza tiene platos que han resistido el paso del tiempo. La paella de marisco lleva mucho tiempo cautivando a los locales y, con el mar alrededor, el plato está en muchos menús. Se trata de un arroz sabroso y crujiente mezclado con pulpo y calamares de la zona. El bullit de peix es otro plato a base de pescado que se sirve durante los meses más fríos. Este guiso abundante y picante viene acompañado de patatas.
Los ibicencos adoran sus postres, desde los Flaó (pasteles rellenos de queso de cabra y almendras) hasta la greixonera (un pudín de pan) y las ensaimadas (una masa azucarada con manteca de cerdo). Servidos en el desayuno o como un tentempié nocturno, los dulces son algo que todo el que visita Ibiza tiene que probar.
Los restaurantes son principalmente de cocina española o italiana, aunque se pueden encontrar restaurantes de kebab y puestos en las calles del casco antiguo y cerca del puerto. La Oliva está situada en una colina y es perfecta para observar a la gente pasar. Este popular lugar ofrece una versión innovadora de las especialidades locales, como la pasta con remolacha y flores de verbena o la burrata sobre tomates cherry en rama.
La Brasa, en el casco antiguo, cuenta con un romántico jardín como telón de fondo para disfrutar de la cocina tradicional española. Podrás probar enormes paellas vegetarianas con berenjenas y calabacines o en un filete con patatas caseras. Los comensales se sientan bajo un dosel de plantas y flores, mientras beben vasos de sangría o Rioja. Haz unas compras mientras esperas tu comida en Oliver, una tienda de ropa y muebles conectada a La Brasa. Si quieres un helado en forma de rosas, dirígete a Amorino para disfrutar de un capricho dulce.
Si ya has tenido suficiente comida española, vete a Rústico, un restaurante italiano asequible en Playa d’en Bossa. Este restaurante sencillo y al aire libre ofrece una amplia carta de pizzas y pastas, así como platos principales con un toque local. Imagínate pulpo a la parrilla sobre una cama de patatas bravas. La carta de vinos es pequeña, pero cuenta con DOC Primitivo, que te pondrá a tono para afrontar la noche.
Qué hacer
Ibiza es una isla de fiesta en la que reinan el techno y el house, pero en la que los amantes de la música de todos los géneros pueden encontrar un club para ellos. Las discotecas de Ibiza abarcan todo tipo de preferencias, desde salas oscuras y bulliciosas a elegantes locales bajo las estrellas. Pachá es desde hace tiempo una de las discotecas más importantes de Ibiza. La cadena de discotecas, conocida por sus grandes esculturas de cerezas situadas por toda la isla, es oscura pero tiene un ambiente vibrante gracias a la siempre enérgica multitud que acude a ella para disfrutar del techno, el deep house y los DJs invitados, como Roger Taylor de Duran Duran. Se pueden ver acróbatas sobre la pista de baile y espectáculos de luces que van en sintonía con los bajos vibrantes. Compra un souvenir de la tienda del club o simplemente relájate en uno de los asientos cercanos a la salida si la fiesta se pone muy intensa y necesitas un respiro.
Mientras que Pachá es una extravagancia bajo cubierta, Ushuaïa es el club al aire libre por excelencia en Ibiza. Aunque las colas para las bebidas a menudo se extienden a lo largo de la discoteca, los visitantes se ven compensados con unas vistas magníficas de las actuaciones de los cabezas de cartel que acuden aquí durante el verano para ofrecer espectáculos a los fans y sets de DJ. Si no te molesta el ruido, alójate en el Ushuaïa Ibiza Beach Hotel, que cuenta con suites con vistas al club, un lugar perfecto y seguro para escuchar la música que entra con la brisa a través de la ventana.
Como ya hemos dicho, Ibiza no es solo discotecas y vida nocturna. Las playas se extienden por toda la costa, desde la popular zona del casco antiguo hasta la zona más aislada y privada de Cala Llonga. Las playas son de todo tipo, desde las más populares y de piedras hasta las más aisladas y arenosas. Recuéstate en la arena más suave y dorada o sumerge los dedos de los pies en el agua clara y turquesa de Cala Bassa, una playa popular entre los lugareños y los entusiastas de la aventura gracias a los salientes rocosos que la rodean. Los nudistas van a Aguas Blancas, una franja de arena perfecta que permanece intacta a pesar de su popularidad entre los naturistas. El agua hace espuma blanca cuando las olas golpean, pero es poco profunda así que casi todo el mundo puede nadar en ella. La Posidonia oceanica, una especie de hierba marina protegida por la UNESCO que se encuentra en la isla, da al agua su color característico.
Si quieres unas vacaciones más activas que no estén orientadas a la vida nocturna, visita los innumerables lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO que salpican la isla y que ponen de relieve la biodiversidad marina y costera de la isla. Además de la Posidonia, Ibiza alberga destacados yacimientos fenicios y cartagineses, como Sa Caleta, un asentamiento que data del 654 a.C., el Puig des Molins, un museo y necrópolis, y la Dalt Vila, el recinto fortificado mejor conservado del Mediterráneo, desde ahí, inhala profundamente y respira la historia en tu último día en Ibiza.
Dónde dormir
Un oasis de calma a 30 minutos del casco antiguo, el ME Ibiza, que forma parte de la cadena de hoteles Meliá, desprende lujo a raudales. Las habitaciones son limpias y compactas, con sábanas de algodón blanco, muchas almohadas de plumas, una ducha de vidrio esmerilado y un balcón con vistas a la piscina principal o a los jardines. Los huéspedes son tratados como reyes, con un servicio atento y amable.
Si quieres relajarte vete a la piscina principal y disfruta unos cócteles durante el día, o si quieres un lugar más tranquilo, dirígete a la piscina del Thai Room Spa & Wellness y date un capricho con un masaje Kotu. El tratamiento de una hora a manos de terapeutas tailandeses te dejará relajado y rejuvenecido justo a tiempo para cenar en la ciudad.
Este hotel boutique de Playa d’en Bossa cuenta con habitaciones especialmente pensadas para relajarse con fondos iluminados por LEDs, que ofrecen un toque de color en un entorno que, por lo demás, es completamente blanco. Las habitaciones tienen vistas a una playa de arena con tumbonas y olas. Sumérgete en la gran piscina que la rodea y luego, límpiate la arena y el salitre en tu ducha privada.