Calatayud disfruta de una localización geoestratégica entre Madrid y Zaragoza que le permite ser la 4.ª ciudad más poblada de Aragón, por detrás de las 3 capitales de provincia. Situada a orillas del río Jalón, proporciona una atractiva combinación de patrimonio, naturaleza y aventuras. Su estación se localiza en la calle San Juan Cruz Melero y fue inaugurada en septiembre de 2010. Madrid y Zaragoza son las principales rutas que llegan actualmente hasta ella.
La Nueva Estación de Autobuses es el destino principal de casi todos los autobuses a Calatayud que llegan a diario. Construida sobre un solar de más de 5000 metros cuadrados, alberga 12 dársenas, cafetería dotada con instalaciones infantiles e hinchables, atención al cliente, compra de billetes, sala de espera y fácil acceso y salida de los vehículos. Se ubica a 10 minutos andando de la plaza del Fuerte, por lo que su ubicación es privilegiada.
De las diferentes compañías que ofrecen rutas de autobuses a Calatayud, Alsa es la más conocida y relevante. Sin embargo, también operan otros nombres propios como Automóviles Río Aranda, Automóviles Zaragoza, Hermasa, Iljara y Pedro Vera. En cualquier caso, se trata de compañías con experiencia y un avanzado nivel de servicios, especialmente Alsa, muchos de cuyos vehículos incluyen cuarto de baño, gran amplitud entre asientos y entretenimiento individualizado.
El viaje de los autobuses a Calatayud resulta siempre cómodo, rápido y muy satisfactorio. Al ser una ciudad prácticamente equidistante entre Madrid y Zaragoza, es fácil encontrar gran variedad de alternativas para desplazarse a ambas ciudades. Así, existen alrededor de media docena de conexiones directas diarias desde Madrid, un trayecto que se realiza en menos de 3 horas y que gestiona Alsa. Desde Zaragoza, la duración es de menos de 2 horas y hay alrededor de 7 conexiones diarias, operadas por Automóviles Zaragoza.
Además de los monumentos y edificios históricos de esta ciudad, el entorno de Calatayud es fantástico para vivir experiencias únicas en contacto con la naturaleza. El monasterio de Piedra, a menos de 30 kilómetros, es un escenario natural donde el agua adquiere el máximo protagonismo. Los campos de golf y el Mesón de la Dolores, famosísima en la ciudad, completan sus atractivos turísticos. Eso sí, no se te ocurra preguntar por ella.
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